8 de febrero de 2011

La opinión de Joel Henríquez

Ante la confesa incapacidad  de garantizar que no continúen intoxicándose los alumnos de  escuelas publicas, el ministro de Educación, Melanio paredes, suspendió el programa de Desayuno escolar.

Según Paredes, tomó la dolorosa medida en atención a la advertencia del presidente Leonel Fernández, de que de ser imposible preservar la salud del estudiantado, es preferible cancelar la merienda.

Desde esta tribuna, nos inclinamos por pensar que el funcionario no interpretó correctamente al jefe del Estado.




Nuestra percepción es que el presidente  dio a  entender a Melanio paredes que su reto es  suministrar un Desayuno de calidad a toda costa, o dejar su cargo vacante.

En Rumbo al Meridiano consideramos inconcebible que una  parte del Estado y su Gobierno se confiesen incapaces de dar servicios a la población.

Esta declaración de Paredes queda  inmortalizada como una de las más desacertadas de nuestra historia reciente.

El manejo deficiente del Desayuno por las presentes autoridades educativas, empaña uno de los grandes logros durante los gobiernos de Leonel Fernández,

En efecto, las gestiones de Fernández incrementaron el suministro de la merienda, desde solo 200 mil raciones en 1996, hasta más de dos millones por día en la actualidad.

El éxito del programa se mide porque a partir de su masificación, cada vez  más alumnos dejaron de faltar a las escuelas y por tanto se redujo el absentismo.

Insistimos, entonces, que resulta inaceptable la negligencia para gerenciar el Desayuno Escolar que admite Melanio paredes.

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